No veo,
no,
el torso aquel que anhelaba
No veo,
no,
el rostro aquel que adoraba.
No te veo,
no,
no lo hago.
Sonrisa infinita
que iluminaba la habitación.
Mirada hechicera
que conjuró mi imaginación
Aliento profundo,
deseo embriagador.
Tu silueta aun dibuja
el cuerpo del deseo
Tu recuerdo aun ocupa
el llanto en mi razón
Tu luz,
¿Esa luz!
aun habita en mi interior
Destellos incesantes que abarcan
cada esquina,
cada rincón,
brotan por doquier
cual rayo de sol
en un precioso amanecer.
No te veo,
no,
no lo hago.
Pero aun respiro tu aroma
ansío tus manos,
alimento tu sed,
acaricio tu espalda,
desnudo tu piel.
Me pierdo entre momentos
de pasión incontrolada
y tormentas de placer.
Ternura desbordada
en cada poro de éste ser.
No te veo,
no,
no lo hago.
Pero sabes que al desnudo
vuelve un loco enamorado
que recuerdo que a mi lado
susurraba entre sollozos …
Sí, aun te amo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario