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Decálogo para informar sobre violencia de género



Código autorregulatorio para informar sobre la violencia de género asumido por el diario "Público" y que sin duda puede ser un referente.
1. Usaremos los términos “violencia de género”, “violencia machista”, “violencia sexista” y “violencia masculina contra las mujeres”, por este orden. Rechazamos las expresiones “violencia doméstica”, “violencia de pareja” y “violencia familiar” (*).
2. La violencia de género no es un suceso, sino un problema social. Por ello, no le daremos este tratamiento. No publicaremos fotos ni detalles morbosos.
3. Nunca identificaremos a las víctimas ni incluiremos información que pueda perjudicarlas a ellas o a su entorno.
4. Respetaremos siempre la presunción de inocencia de los agresores. Una vez haya sentencia condenatoria, los identificaremos debidamente, destacaremos el castigo e intentaremos incluirlo en los titulares.
5. Nunca buscaremos justificaciones o “motivos” (alcohol, drogas, discusiones...). La causa de la violencia de género es el control y el dominio que determinados hombres ejercen contra sus compañeras.
6. Evitaremos las opiniones de vecinos o familiares que no hayan sido testigos directos de los hechos. En cualquier caso, nunca recogeremos opiniones positivas sobre el agresor o la pareja.
7. Intentaremos ofrecer opiniones de personas expertas en la materia. Priorizaremos las fuentes policiales y de la investigación. No se informará con precipitación.
8. Sólo incluiremos testimonios de víctimas de malos tratos cuando no se hallen en situación de emergencia o bajo cualquier tipo de presión.
9. Denunciaremos también la llamada violencia continuada (agresiones, maltrato psicológico... aunque no tenga resultado de muerte).
10. Siempre incluiremos en la noticia el teléfono gratuito de ayuda a las víctima (016) y cualquier otra información que les pueda ser útil.
(*) Aunque la RAE no acepta oficialmente, por el momento, la expresión violencia de género, sí lo hace en la edición de su Diccionario Panhispánico de Dudas (octubre, 2005). También el Diccionario de Español Urgente (Agencia Efe, 2000) afirma que el término “género” se emplea “para describir el distinto comportamiento de hombres y mujeres en la sociedad según las distintas condiciones en que se mueven: educación, familia, cultura, etc.”
Ampliación en el Manual de Redacción
Terminología
1. Para calificar este tipo de violencia, los redactores de Público usaremos las siguientes expresiones, por este orden:
- Violencia de género = (según la Ley 1/2004: la violencia que ejercen los hombres sobre las mujeres para someterlas solo por el hecho de ser mujeres).
- Violencia machista.
- Violencia sexista.
- Violencia masculina contra las mujeres.
Nunca nos referiremos a este tipo de crímenes con las expresiones:
- Violencia doméstica.
- Violencia de pareja.
- Violencia familiar.
(Cuando un hombre asesina a su compañero o una mujer a su compañera, hablaremos de violencia doméstica o de asesinato a secas, según el caso. Estos delitos no tienen nada que ver con lo descrito por la Ley 1/2004 como violencia de género).
2. No se trata de un suceso
- La situación de este tipo de noticias deberá estar lo más alejada posible de otros casos de violencia.
- No inflaremos las historias. Es preferible dar un breve a contarlas precipitadamente.
3. Evitaremos el “efecto narcotizante”.
Informar un día tras otro sobre violencia machista puede resultar narcotizante. Por ello:
- Buscaremos “tratamientos informativos diferentes” sin confundir jamás el morbo con el interés social (evitaremos fotos y detalles escabrosos. Así, no es conveniente, por ejemplo, especificar el número de puñaladas, etc.).
Jamás usaremos expresiones del tipo “Otro caso de...”
4. Evitaremos la rumorología. Consultaremos todas las fuentes, pero excluiremos las declaraciones de la vecindad del tipo “era una pareja normal” o “tenían discusiones normales”, ya que responden a rumores y no a información fiable. Además, estos comentarios son contraproducentes para luchar contra este tipo de violencia: “Los antecedentes sobre disensiones o buenas relaciones en el seno de la pareja, por ejemplo, inducen a explicar la violencia como la consecuencia lógica de una situación de deterioro o, por el contrario, como un “arrebato ocasional” (MdU).
- No incluiremos los comentarios de la vecindad y estaremos alerta con las declaraciones de la familia. (Otra cosa son los testimonios de quienes hayan sido testigos directos y describan lo que han visto/oído, sin especular).
- Priorizaremos las fuentes POLICIALES Y DE LA INVESTIGACIÓN.
- Incluiremos opiniones de PERSONAS EXPERTAS y sentencias judiciales.
5. No especularemos con supuestos “motivos”. Buscar motivos a la actuación del agresor equivale a justificar su actuación criminal. No apuntaremos si el agresor actuó bajo los efectos del alcohol, las drogas, los celos o tras una discusión... porque está probado que, en los casos de violencia de género, estos no son los motivos por los que un hombre que mata, lo hace.
- Podremos hablar del alcoholismo como un factor de riesgo que empeora la situación en los casos de maltrato, pero nunca estableceremos una relación causa-efecto entre alcohol y violencia.
- Descartaremos las frases del tipo “rechazó una orden de alejamiento”, porque responsabilizan a la víctima de los hechos (y descargan al agresor).
Pilar López Díez advierte, además, de “la indulgencia con los crímenes cometidos por hombres mayores que deciden terminar con la vida de las mujeres enfermas a las que se ven obligados a cuidar”.
6. Especificaremos las condenas. Informaremos sobre los aspectos judiciales y, siempre que haya sentencia condenatoria, recogeremos el castigo en el titular. También destacaremos “las denuncias previas, procesos judiciales pendientes, órdenes de alejamiento...” (MdU).
7. Identificación.
- Víctimas. No identificaremos a las víctimas y preservaremos su intimidad.
- Agresores. Siempre respetaremos la presunción de inocencia hasta que haya sentencia firme. Pero identificaremos debidamente a los agresores cuando hayan sido condenados. Es importante que describamos el perfil del agresor y sus actitudes para que otras víctimas puedan reconocer fácilmente el comportamiento y pautas del maltrato.
8. Testimonios de las víctimas de malos tratos.
Las declaraciones de las víctimas de malos tratos son de gran interés, pero nunca pediremos testimonios a mujeres en situaciones extremas, sino cuando hayan recuperado su autoestima y puedan transmitir un mensaje esperanzador para otras víctimas.
- Cuando la víctima de una agresión sin resultado de muerte quiera ofrecer su testimonio, evitaremos dar datos que puedan perjudicarla a ella o a su entorno.
- También informaremos sobre mujeres que superaron el problema y sobre aquellas otras que se enfrentaron desde el principio y no consintieron agresiones ni relaciones de dominación por parte de sus parejas.
9. Teléfono 016
Incluiremos siempre al final de la noticia (en la caja de la dirección) el teléfono gratuito para denunciar malos tratos (016) y cualquier otra información útil.
(1) Aunque la RAE no acepta oficialmente, por el momento, la expresión violencia de género, sí lo hace en la edición de su Diccionario Panhispánico de Dudas (octubre, 2005): “En los años setenta del siglo xx, con el auge de los estudios feministas, se comenzó a utilizar en el mundo anglosajón el término género (ingl. gender) con un sentido técnico específico, que se ha extendido a otras lenguas, entre ellas el español. Así pues, en la teoría feminista, mientras con la voz sexo se designa una categoría meramente orgánica, biológica, con el término género se alude a una categoría sociocultural que implica diferencias o desigualdades de índole social, económica, política, laboral, etc. Es en este sentido en el que cabe interpretar expresiones como estudios de género, discriminación de género, violencia de género, etc. Dentro del ámbito específico de los estudios sociológicos, esta distinción puede resultar útil e, incluso, necesaria. (...) Para las expresiones discriminación de género y violencia de género existen alternativas como discriminación o violencia por razón de sexo, discriminación o violencia contra las mujeres, violencia doméstica, violencia de pareja o similares.
También el Diccionario de Español Urgente (Agencia Efe, 2000) apunta lo siguiente: “Género se emplearía para describir el distinto comportamiento de hombres y mujeres en la sociedad según las distintas condiciones en que se mueven: educación, familia, cultura, etc.”
 
 
 20 de enero de 2008
Original en mujeresenred.net

PERFIL DE LOS MALTRATADORES



 Aunque sabemos que trazar un perfil de éstos individuos es un poco relativo, ahi dejo unas pautas "útiles", aunque mas bien algo selectivas y de coger con pinzas:

INTRODUCCIÓN Según un importante artículo de la revista "Alfa y Omega", los maltratadores suelen provenir de hogares violentos, en los que han visto maltratar, y en los que les han maltratado. Estas personas pueden padecer trastornos psicológicos y, muchos de ellos, utilizan sustancias, como el alcohol, que ayudan a potenciar su agresividad. Tienen un perfil determinado de inmadurez, dependencia afectiva, inseguridad, ...; son emocionalmente inestables, impacientes e impulsivos. Los maltratadores trasladan habitualmente la agresividad que han acumulado en otros ámbitos hacia sus mujeres. Además, consideran a la mujer como algo de su propiedad. Dentro de su patología, está el arrepentimiento frecuente, y la mujer malinterpreta este arrepentimiento, que sólo es temporal, hasta el próximo golpe.
El abusador tiende a ser una persona aislada, no se relaciona mucho con otros, es celoso hasta de su propia sombra, tiene baja autoestima. Esta es una característica que siempre tiene, una autoestima a raíz del suelo, que le ocasiona frustración y la frustración trae violencia. Además, tiene unas expectativas rígidas de su rol sexual como hombre. Este es el típico macho. Y el machismo lo que está tapando, es un complejo de inferioridad, la baja autoestima. Por eso trata de aparentar lo que no es. Generalmente los abusadores que golpean, que hieren, presentan un lado suave. Hay muchos muy educados, hasta religiosos.
John Bradshaw afirma en su libro "Homecoming", que "el niño interno" herido de una persona le puede llevar a comportarse violenta y cruelmente. La persona no asume la responsabilidad por sus actos porque piensa que los culpables son los demás. En el caso de la esposa maltratada por ejemplo, el hombre violento la responsabiliza a ella por sus propias acciones. A veces la violencia del abusador oculta el miedo o la inseguridad, el terror que sintió de niño ante un padre abusivo que lo golpeaba con frecuencia. Al llegar a ser un adulto prefiere adoptar la personalidad del padre abusador a sentirse débil y asustado. En otros casos, los comportamientos ofensivos son la consecuencia de una niñez demasiado permisiva durante la cual los padres complacieron al niño en todo. Esto lleva al niño a creerse superior al llegar a ser un adulto y a pensar que él está por encima de la ley. O sea, que puede hacer lo que quiera y abusar de quien quiera. Piensa que se merece un trato especial, mejor que el que se les da a los demás.


 TIPOS DE MALTRATADORES
En su libro "When Men Batter Women", Simon y Shuster proponen dos tipos de maltratador:

  1. El Cobra
    • Es muy probable que sea agresivo con todo el mundo.
    • No depende emocionalmente de otra persona, pero insiste en que su compañera debe hacer lo que él quiere siempre.
    • Es más propenso a amenazar con cuchillos o revólveres.
    • Se calma internamente, según se vuelve agresivo.
    • Es difícil tratarlo con terapia psicológica.
    • Posiblemente haya sido acusado de algún crimen.
    • Abusa de las drogas o del alcohol.
  2. El Pit-Bull
    • Solamente es violento con las personas que ama.
    • Es celoso y tiene miedo de que lo abandonen.
    • Priva a su esposa o novia de su independencia.
    • Pronto a la ira, a vigilar y a atacar públicamente a su compañera.
    • Su cuerpo reacciona violentamente durante una discusión.
    • Tiene algún potencial para la rehabilitación.
    • Probablemente no ha sido acusado de ningún crimen.
    • Posiblemente tuvo un padre abusivo.
Estos psicólogos afirman en su libro que "O.J. Simpson es un 'pit bull' típico que muestra su comportamiento más monstruoso solamente con la mujer que ama". El "pit bull" espía a la mujer continuamente creyendo que ésta le engaña. Es un esposo o novio muy celoso. A todas las personas que lo tratan le cae muy bien, excepto a sus novias o esposas.
Por otro lado, el "cobra" a menudo es un sociópata. Es frío y calculador, engaña fácilmente a su víctima y puede ser un sádico. Su violencia surge de su necesidad patológica de salirse con la suya, ser el jefe siempre, y asegurarse de que todo el mundo (incluyendo su esposa), sabe que él es el jefe. Después de que su mujer ha sido físicamente maltratada y tiene miedo, a veces cesa este tipo de abuso y lo reemplaza con un constante maltrato psicológico, a través del cual le deja saber a su víctima, que el abuso físico podría continuar en cualquier momento. Los psicólogos investigadores, autores del libro sobre este tema ya citado, concluyeron que el maltrato raras veces cesa por sí solo.


Original de tuotromedico.com